En 1815, el Congreso de Viena ha confirmado el dominio de Rusia sobre Finlandia, la mayor parte de Polonia y Besarabia.
Durante el siglo XIX, Rusia sigue extendiendo su Imperio en el Cáucaso, en Asia central hacia Taskent y Samarcanda, y en el Extremo Oriente donde se funda la ciudad de Vladivostok en 1860.
Esta expansión rusa termina por chocar contra Inglaterra y su Imperio de las Indias en Asia central, mientras que en el Extremo Oriente es detenida por la derrota contra Japón en 1905.
Pero la prioridad para los zares sigue siendo la expansión hacia los Estrechos y el acceso a los mares calientes. Durante todo el siglo XIX, esta política de Rusia tropieza con la oposición de las potencias europeas, especialmente Inglaterra, interesada en proteger sus vías comerciales marítimas, y Austria, que busca extender su influencia en los Balcanes y controlar la desembocadura del Danubio.
