Este video es parte de una serie de 24 mapas animados.

Consultar serie: Europa y las Naciones, 1815-1914

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Un ejemplo de un mapa animado

Las minorías nacionales en 1914


En el siglo posterior al Congreso de Viena, Europa vio nacer diversos Estados nacionales nuevos. Sin embargo, en nombre del principio de nacionalidades, para 1914 buen número de poblaciones, unidas por su idioma, religión o una historia común, y minoritarias en su estado, aspiran a que se les reconozca su autonomía o a constituirse en nación.

En los Balcanes, la mezcla de pueblos es tal que la división territorial entre los Estados surgidos del retroceso del Imperio otomano ha dejado minorías en casi todos ellos. Símbolo de esta complejidad, la región de Macedonia es reivindicada por búlgaros, serbios y griegos.

La doble monarquía austro-húngara es un verdadero mosaico de pueblos, en su mayoría insatisfechos con el Compromiso de 1867. Los checos aspiran a la autonomía pero tropiezan con la oposición de la población alemana de Bohemia que vendría siendo minoritaria a su vez; los rumanos y los italianos anhelan ser incorporados en los Estados ya constituidos de Rumanía e Italia ; serbios y croatas empiezan a plantearse un proyecto de agrupación de los eslavos del sur en una gran Yugoslavia.

Los polacos están dispersos entre Alemania, Rusia y Austria-Hungría pero se sienten miembros de una misma nación, y no han abandonado el sueño de reconstituir un Estado.

En Alemania, la anexión de los ducados, y de Alsacia-Lorena, en el momento de la unificación, incorpora al Imperio poblaciones que se consideraban danesas o francesas.

En las naciones antiguas también se presenta el problema de las minorías, como en los casos del País Vasco y Cataluña en España, o bien Irlanda, cuyo estatuto de autonomía se suspende cuando estalla la Primera Guerra Mundial.