La península itálica

Italia es una península larga y estrecha, situada en el centro de la cuenca del Mediterráneo. Los Apeninos son la espina dorsal de la península que separa las costas orientales y occidentales.

Esta cadena montañosa corre bordeando el litoral del mar Adriático, mientras que contrafuertes y cerros se extienden del lado del mar Tirreno.

Al norte, la extensa llanura del Po, que los romanos llamaban Galia Cisalpina, forma un conjunto geográfico abierto muy fértil y distinto de la península propiamente dicha.

En la península, domina el clima mediterráneo, muy caluroso y pesado en verano; bastante suave en invierno en las costas; con frío y nieve en las montañas al interior. Se observan chaparrones en otoño y en invierno.

Los ríos no son muy grandes, pero algunos eran en parte navegables para los pequeños barcos de la Antigüedad. Encontramos, de norte a sur:

El Arno, el Tíber y el Volturno, del lado tirreno,

El Metauro, del lado adriático.

Encontramos pocas llanuras, de tamaño modesto, y que suelen ser pantanosas debido a la irregularidad de las precipitaciones. Las más importantes se abren hacia el mar Tirreno:

Al norte, el valle y las cuencas del Arno,

Al centro, el campo romano,

Al pie del Vesubio, la Campania, llanura abundante con suelos fertilizados por la desintegración de rocas volcánicas.

Al sureste, abierta hacia el mar Jónico y el mar Adriático, se encuentra la llanura de la Apulia.

Fuera de esas pequeñas llanuras, las posibilidades agrícolas de la península son bastante dispares y más bien propicias a la ganadería.