Un ejemplo de un mapa animado

Consecuencias de las independencias


La batalla de Ayacucho, en 1824, marcó el fin del dominio español en América, con la excepción de Cuba y Puerto Rico.

Las nuevas repúblicas se enfrentaron a grandes desafíos: la pacificación del territorio, la reconstrucción económica, la búsqueda de nuevas alianzas internacionales, la construcción de aparatos estatales, así como la delimitación de las fronteras.

La cuestión de la organización política interna dividió política e ideológicamente a las nuevas élites latinoamericanas entre federalistas y centralistas, liberales y conservadores. Pero también provocó nuevos conflictos violentos y guerras civiles en los años posteriores a las independencias.

En 1830, la Gran Colombia se desintegró en tres Estados independientes: Ecuador, Venezuela y Nueva Granada. De igual manera, la República Federal de Centroamérica, creada en 1824, dio lugar a los estados de Nicaragua, Honduras y Costa Rica en 1838, Guatemala en 1839 y El Salvador en 1841.

Paralelamente, otra consecuencia de las independencias fue la presencia de nuevos actores internacionales en Hispanoamérica. El Reino Unido fue la potencia más influyente, especialmente en Sudamérica, donde no solo respaldó diplomáticamente a las nuevas repúblicas, sino que también negoció tratados comerciales y se convirtió en el principal socio financiero hasta la grave crisis de 1825.

Mediante la doctrina Monroe, los Estados Unidos también intensificaron su presencia en América Central y el Caribe. Además de la política expansionista hacia Cuba, aparecieron tensiones periódicas con México. Ambos países entraron en guerra en 1846. Dos años más tarde, México tuvo que ceder más de la mitad de su territorio a los Estados Unidos.

En el plano económico, tras las guerras de independencia y los conflictos armados posteriores, la situación económica de las nuevas repúblicas estuvo marcada por el estancamiento, aunque con importantes diferencias regionales.

Mientras que los centros mineros de México, Perú y Bolivia perdieron importancia -a excepción de Chile, que logró explotar nuevos yacimientos de cobre-, se revalorizaron las zonas agrícolas y ganaderas, sentando las bases de las economías exportadoras que caracterizarían a países como Argentina y Brasil. Sin embargo, amplias capas de la población siguieron manteniendo como principal actividad económica la artesanía tradicional durante buena parte del siglo XIX. Paralelamente, en el plano social, la esclavitud fue abolida de forma gradual durante las décadas posteriores a las independencias.

Para España, la pérdida de las colonias americanas tuvo un efecto devastador. La pérdida de territorios se acompañó de una caída de los derechos aduaneros percibidos y de la desaparición de numerosos mercados para sus exportaciones de productos industriales.