Alejandro Magno muere inesperadamente a los 33 años y no deja un verdadero sucesor. Esta situación hace que el poder y el Imperio sean repartidos entre sus generales, los «diádocos».
Durante un periodo de unos cuarenta años, señalado por repartos y guerras, los diádocos se disputan la herencia de Alejandro y fundan reinos independientes :
- Alrededor de los siglos IV y III, Ptolomeo I funda en Egipto un Estado sostenible y la dinastía de los Lágidas.
- Seleuco I funda la dinastía Seléucida que reina en la parte oriental del imperio de Alejandro y entra en conflicto con los Lágidas por el control de Siria.
- Lisímaco, que reina sobre una gran parte del Asia Menor y en Tracia.
- Casandro reina en Macedonia.
A estos hay que añadir reinos más pequeños en torno a Pérgamo o Siracusa.
En lo que respecta a las polis griegas, algunas conservan su independencia, como Rodas o Heraclea Póntica, otras constituyen potentes federaciones tales como la Liga Aquea o la Liga Etolia.
Estos reinos helenísticos son monarquías personales absolutas. El poder pertenece a los reyes griegos rodeados de administradores generalmente griegos. Usan métodos de gobierno adaptados a la cultura de la población dominada.
Es así como en Egipto los Lágidas se identifican con los faraones y hacen importantes dones al clero. En adelante la religión asocia los dioses griegos a las divinidades locales.