Este video es parte de una serie de 16 mapas animados.

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Un ejemplo de un mapa animado

La Volta portuguesa (la «vuelta»)


En el siglo XV los portugueses ignoran que la tierra gira sobre sí misma, y no poseen los conocimientos científicos para entender la circulación atmosférica.

Es pues la experiencia acumulada lo que les permite vencer paulatinamente las difíciles condiciones de navegación en el Atlántico.

Salir de Portugal hacia el sur para bordear las costas de África no presenta problema: basta dejarse llevar por los vientos alisios. La vuelta es más difícil.

A partir del trópico de Cáncer los alisios soplan hacia el altamar. Dejándose llevar más lejos, los portugueses descubren que los vientos regulares que soplan del oeste brindan una solución mucho más rápida para regresar a Portugal, que bordear la costa.

La astucia de este primer « viaje circular », la  volta, permite idas y vueltas sistemáticas entre Portugal y el golfo de Guinea.

Una vez rebasado el ecuador, los vientos hacen difícil navegar hacia el sur bordeando la costa. Los navegantes portugueses descubren nuevamente que no deben temer  alejarse de la costa y tomar una dirección opuesta a su objetivo, lo cual les permite encontrar luego vientos favorables.

Así, para navegar a las Indias y regresar, Vasco da Gama y sus sucesores describen una segunda volta, muy lejos de la costa africana, impulsados por los fuertes vientos de oeste del Atlántico sur que propulsan los navíos hacia el océano Índico.

La navegación a lo largo de esta doble volta, el gran ocho oceánico, goza de la ayuda de las grandes corrientes marinas. Hasta el final de la marina de vela, la volta será la ruta usada por los navíos entre Europa y Asia.