Las rutas del Atlántico norte antes de Cristóbal Colón

Antes de Cristóbal Colón las costas americanas habían sido alcanzadas por otros marineros europeos, que en algunos casos dejaron huellas. Sin embargo, la hazaña marítima de estos escasos centenares de hombres no tuvo ninguna repercusión.

A partir del siglo IX los navegantes escandinavos, noruegos principalmente, recorren vastas distancias hacia el oeste del océano Atlántico.

Llegan a Islandia por las islas Feroe, donde se establecen los primeros colonos alrededor del año 870.

En la segunda mitad del siglo X, los vikingos fundan algunos asentamientos en la costa sur de Groenlandia.

Las sagas, escritas dos siglos después por monjes islandeses, narran expediciones hacia tierras situadas aún más al oeste: Helluland, Markland o Vinland que corresponden probablemente a la Isla de Baffin, Labrador y Terranova.

En esta última isla, los vestigios arqueológicos descubiertos en L’Anse aux Meadows parecen confirmar que les vikingos llegaron a estas regiones alrededor del año 1000.

El enfriamiento del clima a partir del siglo XIV ocasionará la desaparición de los asentamientos escandinavos de Groenlandia, borrando hasta el recuerdo de estas rutas en los confines de las zonas polares.

Durante el siglo XV aumenta considerablemente el consumo de bacalao en Europa y los pescadores portugueses,  vascos, bretones o ingleses persiguen cada vez más lejos los bancos de peces en el Atlántico norte.

Hacia mediados de siglo es común que pesquen frente a las costas islandesas; ya para los años 1470, frecuentan las costas canadienses, particularmente las de Terranova.

Vascos, bretones e ingleses atraviesan todo el océano Atlántico para acceder a estas zonas de pesca, mientras que los portugueses arriban por el sur desde las islas Azores.

De momento nadie ve en estas tierras, que se divisan al fondo del Atlántico, la promesa de un nuevo continente.