Formación del imperio español

El imperio español de ultramar fue esencialmente americano.

Tras el descubrimiento de las Antillas por Cristóbal Colón, el Tratado de Tordesillas reconoce a España la posesión de las tierras del Nuevo Mundo que los europeos llaman, por entonces, las Indias.

La conquista es rápida y brutal.  Se acompaña de varias enfermedades infecciosas portadas por los conquistadores, que deciman la población indígena

En un principio, hasta 1519, los españoles se establecen en las Antillas Mayores: Hispaniola, Puerto Rico, Jamaica y Cuba. Decepcionados al no encontrar las riquezas esperadas,  deciden lanzar expediciones hacia el continente.

Así, entre 1519 y 1521 Hernán Cortés conquista el imperio azteca, en el actual país de México. A partir de allí, los españoles extienden su dominio sobre Centroamérica y el norte de la actual Colombia.

Hacia finales de los años 1520, el istmo de Panamá se convierte en la plataforma estratégica a partir de la cual continúa la conquista de nuevos territorios.

En 1533, la toma de Cuzco por Francisco Pizarro señala la victoria de los españoles sobre el segundo gran imperio americano: el de los Incas que, extendiéndose a lo largo de los Andes desde el ecuador hasta el norte de Chile.

Este periodo de grandes conquistas en América del Sur termina hacia 1550.

En este momento, la población de origen español sigue siendo bastante limitada y se concentra en un puñado de ciudades recién fundadas, tales como Cartagena de Indias (1533), Lima (1535), Buenos Aires (1536), Bogotá (1538), Santiago de Chile (1541) o Concepción (1550).

Hacia el norte, la península de la Florida había sido descubierta en 1513, y los españoles lanzan algunas expediciones en las grandes planicies de los actuales Estados Unidos, pero los asentamientos como el de San Agustín son muy pocos.

Del otro lado del océano Pacífico, los españoles logran imponer su presencia a los portugueses en Filipinas y fundan Manila en 1571.