Este video es parte de una serie de 12 mapas animados.

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Un ejemplo de un mapa animado

Los Tratados de Tordesillas (1494) y de Zaragoza (1529)


Tras el éxito de las primeras exploraciones marítimas en el Atlántico, se plantea la cuestión del futuro de los archipiélagos y nuevas tierras descubiertas por los navegantes.

En 1479 los reinos de Portugal y Castilla firman un primer tratado, según el cual esta última conserva las islas Canarias, al tiempo que reconoce el dominio portugués sobre las costas africanas.

Una bula papal confirma este tratado dos años más tarde. Portugal puede atribuirse las tierras al sur del paralelo de las Canarias con el compromiso de evangelizarlas.

Los descubrimientos de Cristóbal Colón en 1492 cambian la situación y, al año siguiente, el reino de Castilla obtiene una nueva bula papal que determina una línea de reparto entre las futuras posesiones portuguesas y españolas, sobre el meridiano situado 100 leguas al oeste de las islas de las Azores y de Cabo Verde.

La protesta del reino de Portugal conduce a negociaciones directas entre las dos potencias ibéricas y a la firma del Tratado de Tordesillas.

El tratado confirma la orientación norte-sur, y no este-oeste, de la línea de demarcación, y determina que ésta pasará a 370 leguas al oeste de las Azores, Portugal habiendo alegado que sus barcos necesitan adentrarse muy lejos en el Atlántico para buscar vientos favorables y así acceder a las costas africanas.

En el año 1500, durante la segunda expedición portuguesa hacia las Indias, Pedro Álvares Cabral descubre una nueva tierra muy al oeste, en la zona portuguesa.

Durante las décadas siguientes el contorno del Nuevo Mundo se va precisando para los cartógrafos europeos, y resulta que la línea de demarcación del Tratado de Tordesillas abraza una amplia franja del continente sudamericano.

El viaje de Magallanes demuestra que se puede llegar a las Indias sea por el este o por el oeste y desplaza la rivalidad entre España y Portugal hacia la región de las islas Molucas.

Se trata ahora de saber si el límite de las zonas española y portuguesa corresponde a la prolongación del meridiano de Tordesillas, y cuál es su trazado exacto.

El tratado de Zaragoza, firmado en 1529, fija una segunda línea de demarcación en el océano Pacífico a unas 300 leguas al este de las islas Molucas. Estas últimas siguen siendo portuguesas, pero el tratado le da a España un derecho de acceso a las Filipinas.

Sin embargo, ninguna de las demás potencias europeas reconoce los tratados de Tordesillas ni de Zaragoza. En cuanto Holanda, Inglaterra y Francia dispusieron de una potencia naval susceptible de rivalizar con las de España y Portugal, esos tratados fueron letra muerta.