Un ejemplo de un mapa animado

La batalla del Atlántico


La economía de Reino Unido dependía enormemente de sus importaciones. Cuando se declaró la Segunda Guerra Mundial, se calculó que en todo momento había unos 2.500 barcos en los mares para garantizar el comercio británico, en especial, la importación de la mitad de los productos alimenticios y de todo su petróleo.

Al cortar el tráfico marítimo, Alemania podía doblegar la cabecera de puente aliada frente a la Europa ocupada. Por ello, el destino de la batalla del Atlántico fue una cuestión clave en la Segunda Guerra Mundial.

Desde el verano de 1940, Alemania controlaba gran parte de la costa atlántica de Europa y sus submarinos podían alcanzar rápidamente los buques que se encontraban en el Atlántico del Noreste o aquellos que venían de Gibraltar o del Cabo.

La táctica: atacar de noche con varios submarinos agrupados alrededor de un convoy de buques mercantes. Esta táctica dio muy buenos resultados y provocó importantes pérdidas.

Tras la entrada en guerra de Estados Unidos a finales de 1941, los submarinos alemanes ampliaron su zona de intervención en la costa este del continente americano, luego en el Caribe y a lo largo de Venezuela.

Durante todo el año 1942, hubo importantes pérdidas de buques y la logística aliada estuvo a punto de verse totalmente paralizada.

Sin embargo, la situación cambió rápidamente:

- Los Aliados instalaron bases aéreas en las regiones más cercanas a varios pasillos marítimos: en Islandia, Canadá, Brasil y luego en las Azores. Se redujo entonces la zona del Atlántico Norte o «agujero negro» en la que los submarinos alemanes escapaban de la amenaza de aviones.

- Los almirantes británicos lograron prever los desplazamientos de los submarinos alemanes gracias al descifrado de sus comunicaciones por radio.

- Por último, los aviones y los destructores encargados de proteger los convoyes contra los submarinos eran más eficaces gracias a la evolución de las armas y medios de detección.

A partir de mediados de 1943, las pérdidas de los submarinos alemanes aumentaron bruscamente y el número de buques comerciales hundidos disminuyó en grandes proporciones.

Aunque la batalla del Atlántico solo fue interrumpida al final de la guerra, a partir de 1943, el tonelaje de buques construidos por los Aliados fue mucho mayor que las pérdidas que provocaron los submarinos alemanes.