El mundo griego, un espacio evolutivo

Los primeros griegos,  llamados minias muchas veces, son  indoeuropeos que llegaron sin duda por el norte hacia finales del cuarto milenio, desde el sur de la Rusia actual.

Las primeras civilizaciones surgen en las islas Cicladas y luego en Creta.

A partir del siglo XVI a. C. se extiende la civilización micénica cuyo nombre se deriva del Estado más poderoso: Micenas.

Hacia el año 1200 a. C. cuando esta comunidad desaparece brutalmente, la civilización micénica ya se ha extendido en el Peloponeso, en Grecia central y en Creta.

En los siglos siguientes, frecuentemente denominados la  «Edad Oscura»  los griegos se establecen en las islas del mar Egeo y en la costa de Asia Menor.

Del siglo VIII al VI, algunas polis griegas cuyas tierras agrícolas ya son insuficientes o que intentan ejercer un mayor control sobre las vías comerciales marítimas, fundan colonias y establecimientos comerciales en el perímetro de la cuenca mediterránea:

Esta expansión afecta a:   

 - el sur de Italia y Sicilia,

 - la región de los estrechos y la orilla del mar Negro,

- el extremo occidental mediterráneo: Provenza, península ibérica, Córcega, 

- y unos cuantos establecimientos en la costa africana.

En el siglo IV, Macedonia es el Estado griego con mayor poderío. Su rey, el joven Alejandro Magno, conquista el Imperio persa desde la ribera del Mediterráneo hasta el río Indo, extendiendo de manera considerable el mundo griego.

Este es comúnmente denominado, en adelante, «mundo helenístico».

Tras su muerte, los sucesores de Alejandro o «diádocos» dividen el Imperio en varios reinos independientes.

Esta división del mundo helenístico hace posible la expansión de Roma en la cuenca oriental del Mediterráneo:

- El sur de Italia y Sicilia son conquistados a mediados del siglo III,

- La Grecia continental integra el Imperio romano en el año 146 a. C.,

- El último reino helenístico, el de los Lágidas en Egipto, es integrado en el Imperio romano tras la batalla de Accio en el año 30 a. C.

Sin embargo, a la sombra del poder romano, la cultura helenística continúa progresando en toda la cuenca mediterránea.