Este video es parte de una serie de 20 mapas animados.

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Un ejemplo de un mapa animado

Europa tras la Primera Guerra mundial


Tras cuatro años de una ruinosa guerra que marca la decadencia del dominio europeo en el mundo, los cuatro vencedores: Francia, el Reino Unido, Italia y los Estados Unidos, trazan las nuevas fronteras del continente por medio de los diferentes tratados firmados en 1919-1920.

Derrotados, los imperios autoritarios se derrumban. El primero en caer es el imperio ruso. Para poner fin a la guerra, Lenin firma el tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918 y renuncia a numerosos territorios al oeste. En el centro de Europa, desaparecen los imperios alemán y austrohúngaro. Mediante el tratado de Versalles, Alemania cede varias regiones y Prusia oriental se ve aislada del resto del territorio. El Imperio austrohúngaro desmantelado por los tratados de Saint-Germain-en-Laye y de Trianon pierde numerosas regiones, mientras que Austria y Hungría, con superficies muy reducidas, se convierten en dos Estados distintos.

Y el Imperio otomano, también desmembrado, tan solo conserva una estrecha base territorial en Europa.

En nombre del principio de nacionalidades, enunciado en particular en los « Catorce Puntos » del Presidente Wilson de los Estados Unidos, ciertos pueblos, antes minorías nacionales en los imperios dislocados, tendrán derecho a un Estado independiente tras la firma de los tratados. En virtud de ello, al norte se constituyen Finlandia y los Países Bálticos de Estonia, Letonia et Lituania; renace Polonia desaparecida como tal desde finales del siglo XVIII, y se constituyen dos nuevos Estados multinacionales: Checoslovaquia que reúne a los eslavos del norte (Checos y Eslovacos) y Yugoslavia que agrupa a los eslavos del sur (Eslovenos, Croatas y Serbios).

Algunos países, del lado de los vencedores, agrandan su territorio: Francia  recupera Alsacia y Lorena, Italia adquiere el Trentino y Trieste, Rumania anexiona Besarabia y Transilvania, Dinamarca anexiona el norte del Schleswig, mientras que Grecia se ensancha en detrimento de Bulgaria y Turquía.

La democracia liberal y la seguridad colectiva parecen haber triunfado al final del conflicto. En los nuevos Estados se instauran regímenes parlamentarios fundados en el sufragio universal, como, por ejemplo, la República de Weimar en Alemania. Durante las negociaciones de paz, el presidente estadounidense ha recalcado la necesidad del desarme y de la solución de conflictos por vía diplomática en el marco de una Sociedad de Naciones (SDN), cuyo pacto es integrado a los tratados.

Sin embargo, esta remodelación de la vieja Europa, plasmada en los tratados, es también el fruto de la política de poder de los vencedores—de Francia en particular que, en nombre de su seguridad, quiere debilitar a Alemania.  Además, la creación de los nuevos Estados no ha logrado resolver todos los problemas de las minorías nacionales.