Un ejemplo de un mapa animado

La crisis de los Euromisiles 1977-1987


El 23 de junio de 1973, los Estados Unidos y la Unión Soviética firman los acuerdos  SALT I sobre la limitación de sus armamentos estratégicos. 

Las dos potencias se comprometen, en particular, a no incrementar su número de misiles balísticos intercontinentales, aquellos que les permiten amenazar de destrucción las ciudades de su adversario en caso de agresión.

Pero estos acuerdos no ponen término a la carrera armamentista. A partir de 1977 los soviéticos despliegan en Europa nuevos misiles SS-20 de medio alcance, que de esta manera escapan  a los acuerdos SALT.

Estos misiles, más precisos y dotados con cabezas nucleares menos potentes, dejan entrever la posibilidad de un primer impacto soviético contra el potencial militar de la OTAN en Europa sin que los Estados Unidos incurran en el riesgo de responder con un ataque nuclear.

Esta nueva amenaza impele a los europeos a solicitar la reunión de una cumbre  de la OTAN.  Durante esta reunión, los miembros de la Alianza Atlántica exigen a los soviéticos retirar los SS 20 y deciden desplegar misiles norteamericanos en Europa si las negociaciones con Moscú no llegan a un resultado en un plazo de 4 años.

Entabladas en Ginebra a finales de 1981, estas negociaciones fracasan a raíz del rechazo de los occidentales de tomar en cuenta en las discusiones  la existencia de los arsenales nucleares británicos y franceses, como lo exigen los soviéticos.

La perspectiva de reactivar la carrera armamentista moviliza entonces a los grupos pacifistas opuestos al despliegue de misiles norteamericanos en Europa. 

Esta movilización llega a su apogeo en el otoño de 1983.

Enormes manifestaciones se desarrollan en numerosas capitales: Bonn, Roma, Londres, París, Bruselas, Madrid. Las manifestaciones más nutridas tuvieron lugar en Alemania donde se debían desplegar los primeros cohetes norteamericanos.

Sin ningún nexo y a miles de kilómetros de allí, un «caza» soviético derriba un avión de la Korean Air Line el 1 de septiembre de 1983. Este drama desacredita la diplomacia soviética y refuerza el bando de los partidarios de una mayor firmeza frente a Moscú.

A partir de finales de 1983, 108 Pershing II y 304 misiles de crucero norteamericanos comienzan a ser instalados en territorio europeo.

La llegada de Mijaíl Gorbachov al Kremlin en 1985 va a permitir solucionar esta crisis.

Durante la cumbre de Washington, en diciembre de 1987, norteamericanos y soviéticos se ponen finalmente de acuerdo sobre la «opción cero», o sea, el desmantelamiento de todos sus misiles de corto y largo alcance en Europa.

Por primera vez los dos Grandes han aceptado disminuir, y no solamente limitar, el número de sus armamentos.