La historia del cristianismo comienza con las prédicas de un profeta llamado Jesús en la Palestina romana cuya capital era Jerusalén.
Las primeras comunidades de creyentes se formaron en las provincias orientales del Imperio, pero también en las regiones exteriores como la Mesopotamia y Armenia.
A pesar que durante un tiempo fue perseguida, durante el siglo IV, la nueva religión pasa a ser la religión oficial el Imperio romano.